Descripción
Nadie nos enseñó a despedirnos de donde nunca
quisimos irnos.
Quizás por eso, ahora la mayoría de nosotros
tenemos miedo de decir “te quiero”, de decir:
“quédate cinco minutos más”; por si nos toca irnos de
nuevo.
Pero llegan personas para enseñarnos la magia de
las primeras veces y para hacernos ver que, aunque
pasen los años, el corazón sigue vibrando. Y si sigue
vibrando es por algo.
Personas que se adentran en ti y arrasan como un
tsunami. Y toca recomponernos tras la catástrofe.
Aun así, seguimos abriendo puerta tras puerta, sin
miedo a que duela, sin miedo a un “no” por respuesta.
Y esa es la magia, saber que, aunque las personas
se vayan, siempre quedará una parte de ellos dentro
de nosotros.
Siempre.
quisimos irnos.
Quizás por eso, ahora la mayoría de nosotros
tenemos miedo de decir “te quiero”, de decir:
“quédate cinco minutos más”; por si nos toca irnos de
nuevo.
Pero llegan personas para enseñarnos la magia de
las primeras veces y para hacernos ver que, aunque
pasen los años, el corazón sigue vibrando. Y si sigue
vibrando es por algo.
Personas que se adentran en ti y arrasan como un
tsunami. Y toca recomponernos tras la catástrofe.
Aun así, seguimos abriendo puerta tras puerta, sin
miedo a que duela, sin miedo a un “no” por respuesta.
Y esa es la magia, saber que, aunque las personas
se vayan, siempre quedará una parte de ellos dentro
de nosotros.
Siempre.
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